miércoles, 26 de diciembre de 2012
Abrigo del Cerro Negro

 El yacimiento de El Capitán es uno de los más importantes de la comarca debido a que en él se pueden distinguir varias fases de ocupación a lo largo de la Prehistoria, demostrándose de esta forma el poblamiento continuo de la comarca a lo largo del tiempo.
 La verdad es que no es un yacimiento muy espectacular visto desde fuera porque se conservan pocas estructuras alzadas. Sin embargo, la necrópolis contiene abundantes enterramientos que harán las delicias del aficionado a la arqueología. 
 Si quisiéramos visitar el yacimiento tendríamos que salir de Lorca en dirección norte por la carretera de Caravaca, tras lo que cogeríamos el primer desvío hacia la pedanía de la Zarcilla de Ramos. Desde aquí pondríamos rumbo al conocido como Cerro Negro, que también tiene otros yacimientos como Cueva Perneras. En total el viaje duraría una media hora desde Lorca y ofrece, además de la visita al yacimiento, un buen paisaje y la posibilidad de visitar la propia pedanía. 


El Cristo contempla orgulloso Zarcilla de Ramos

 El asentamiento abarca casi todas las fases prehistóricas, desde el Paleolítico hasta el bronce argárico, pasando por el Eneolítico, que está considerada como la fase de mayor importancia por los restos hallados.
El poblado se sitúa sobre una elevación del terreno cercana al río Turrilla, que como vimos en la anterior entrada era la forma habitual de asentamiento pues se aseguraban el abastecimiento de agua y la defensa en caso necesario. La altura y la superficie han causado una gran erosión en los restos, lo que provoca su escasez y ha llevado a los arqueólogos a pensar que las chozas estaban hechas de materiales perecederos como adobe o tapial. Se cree que éstas eran circulares, siguiendo un modelo muy extendido en la región. Algunos restos encontrados pueden indicar la presencia de fortificaciones, aunque no es seguro.
 En un primer momento, los pobladores sólo se dedicaban a la caza, que debió ser abundante, para, progresivamente ir introduciendo la agricultura y la ganadería en una mayor proporción.

 En cuanto a los materiales, destacan sobre todos los líticos. Se han documentado numerosas puntas de flecha, así como hachas, azuelas y hoces para las labores agrícolas. También destacan unos pequeños ídolos fabricados en hueso que fueron estudiados por la profesora Ayala Juan. Ídolos muy similares han sido encontrados en varios poblados cercanos, lo que lleva a pensar en la existencia de un santuario que influiría en varias poblaciones comarcales. El material cerámico está hecho a mano y se trata sobre todo de recipientes de almacenaje. Lo curioso es que el material se cubría con una capa de óxido para hacerlo más impermeable. Estéticamente son pobres, presentando unos colores grises y muy poca decoración.

  Sin duda la parte más importante del poblado es la necrópolis, que fue hallada casualmente en 1992 a raíz de un expolio, y está al sur del poblado y a mayor altura. En ella se han documentado doce megalitos, pero el problema es que han sido expoliados muchas veces, por lo que no se ha encontrado ningún material destacable. Sin embargo, el valor es ya de por sí alto, pues es el enterramiento megalítico más importante de la Región de Murcia. Las tumbas son de tipo rundgräber, esto es, hay una cámara central con planta poligonal y un túmulo de grandes piedras que lo rodea, abarcando el perímetro unos 7 metros de media.


Detalle de una estructura megalítica

 Como de costumbre, la reacción de la administración ha llegado cuando el daño estaba hecho. En 2010 el yacimiento (junto con los demás del Cerro Negro) fue declarado Bien de Interés Cultural incluyéndose en la categoría de zona arqueológica. Esta declaración por lo menos va a servir para salvar futuros hallazgos, puesto que el BIC es la figura jurídica que otorga una mayor protección en la legislación sobre el patrimonio. De todas formas, han tenido que pasar 18 años desde el descubrimiento de la necrópolis (y del expolio cometido) para que la administración se haya decidido a hacer algo.

 Tenemos que hablar, a modo de conclusión y aunque nos pese, de un aspecto negativo que no sólo afecta a este yacimiento, sino a casi todos los yacimientos al aire libre de la comarca. Dejando a un lado el hecho de que la información para realizar una visita es casi nula (ya me pasó con los Cipreses, al que han cerrado sin ninguna explicación) y la señalización es aún peor, lo peor es la aplicación de las tecnologías en estos yacimientos. Y éstas no sólo tendrían que aplicarse en el yacimiento (donde no hay ni carteles) sino que tendría que hacerse desde la propia red. Os reto a que busquéis cualquiera de estos yacimientos en Internet con vistas a visitarlos y descubráis, que aún en plena era de la red, tenéis que poneros en contacto con el Ayuntamiento para saber algo tan simple como es el poder llegar. 

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