jueves, 10 de enero de 2013


Los símbolos cuadrados representan poblados ibéricos o romanos

 Siguiendo con las entradas dedicadas a los yacimientos de la comarca lorquina, veremos hoy aquellos pertenecientes a la fase de ocupación de los iberos (en concreto el pueblo bastetano que era el que estaba asentado en la zona) y de los romanos.


 Hasta la actualidad sigue documentándose y delimitándose el ámbito del mundo ibérico en la comarca de Lorca. En las zonas periféricas del valle del Guadalentín han aparecido piezas impresionantes, como la escultura funeraria que representa un león hallada en la necrópolis de la Fuentecica del Tío Garrulo en Coy (la historia detrás de ese nombre debe ser muy buena) o los relieves con la representación del domador de caballos hallados en La Escarihuela. 

Relieve del domador de caballos

El tipo de control territorial es parecido al que vimos en época argárica, por lo que cabe hablar de cierta continuidad. Había grandes poblados como Las Cabezuelas (Totana) y la propia ciudad de Lorca que controlaban la importante vía natural de paso que forma el valle del Guadalentín. En pequeñas comarcas donde había recursos naturales de cierta importancia se establecían pequeños poblados para la explotación del territorio (zona de Coy-Doña Inés). 

 El poblado que se situaba en lo que hoy es Lorca era el más importante. El emplazamiento elegido era el habitual (hasta la Edad Media), esto es, se ocupaba el Cerro del Castillo y las laderas de la Sierra del Caño. Al exterior del poblado y cerca de él se ubicó la necrópolis, que fue localizada en el desfonde de un solar de la Calle Corredera (en pleno centro de Lorca). Los hallazgos son innumerables, estando presentes en las Alamedas, el Ovalo, la calle José Mouliá, etc., en definitiva todas son zonas muy céntricas y de las de mayor tránsito de la ciudad, además de que su alejamiento del Castillo hace pensar en la existencia de pequeños poblados alrededor del gran poblado del Cerro, lo que visto lo visto no sería nada descabellado.

 El comercio es una de las mayores pruebas de que esta fue una zona muy transitada en época ibérica (s.VI-II a.C.). Este sería un importante centro de redistribución y tránsito de mercancías como se desprende de la abundante cerámica griega hallada. Ésta está presente desde el siglo V a.C. por lo menos debido a los hallazgos de la necrópolis de La Corredera. Queda un poco oscurecida la cuestión de la influencia púnica en la comarca. La documentación es escasa pero se trataría más de un influjo como el griego, es decir, un influjo de carácter comercial más que un asentamiento estable.

Así sería un poblado ibero asentado en una elevación del terreno

Tras la conquista romana continuará la explotación de la vega del Guadalentín. Los antiguos poblados ibéricos no se abandonan, como se observa en los yacimientos de la Torre de Sancho Manuel y en el Carril de Caldereros. Se inicia junto al proceso de romanización una intensa labor de fundación de nuevos núcleos situados en puntos estratégicos, ya sea por los recursos naturales o por su capacidad de redistribución (las villas que se situaban junto a las vías principales). Es el caso de Los Arrieros y La Balsica entre otros. Uno de los hallazgos más importantes de este periodo es una villa de La Quintilla, donde se han recuperado mosaicos, pinturas y esculturas que siguen las modas vigentes en Italia. También se ha constatado gracias a ella una zona de servicios, que las completaba normalmente.
 Las excavación de la Venta Ossete (La Paca) ha suministrado información acerca de un pequeño establecimiento tardorromano fundado en el s. III d.C., que desapareció en el s. V. d.C., por lo que se puede relacionar con el ataque de los vándalos. 

Villa romana dividida en estancias especializadas

 Por último, cabe destacar la existencia de fuentes epigráficas que correspondían a la Vía Augusta. En concreto son dos los documentos: un miliario de Augusto reutilizado como pedestal de la imagen de San Vicente y un segundo mojón de la época de Constancio Cloro hallado en Baldazos.
Todos estas poblaciones romanas se articulaban en torno a la antigua ciudad de Lorca, conocida como Eliocroca, aunque muchas de las villas tenían un funcionamiento independiente.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

muy aburrido


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